Capítulo 6.
Una vez leida la carta empieza a llover, la tinta de la carta empieza a desaparecer y el papel se disuelve entre el agua de la lluvia. Pero el mensaje lo he logrado leer a tiempo, sigue vivo. ¿Se referirá a Josh?, posiblemente porque no hay otra persona que pueda ser. Ver el mensaje es un alivio, porque se que en alguna parte del país o incluso del mundo él sigue vivo, pero no entiendo por qué tanto secreto. Tengo la sensación de que todo lo que ha pasado y esta pasando esta relacionado; la extraña aparición de Josh en mi vida hace unos meses, el atentado en el colegio, la desaparición de Josh, el mensaje...
Algo me dice que Josh esta metido en algo gordo, algo que es mas grande que yo y que todos los de Madrid juntos.
Los día siguen pasando y no vuelvo a recicbir nada, mis padres se estan empezando a preocupar por mi. Tardaron bastante tiempo en reaccionar pero han visto que empeoro por momentos y que necesito ayuda médica. Ya no quiero salir de mi casa, ni siquiera de mi habitación. Si, es todo muy exagerado, pero si al menos pudiera entender que es lo que esta pasando... pero nadie me lo explica.
Poco a poco con el paso de las semanas voy recuperando las fuerzas y empiezo a salir algo más. Me cuesta bastante pero se que con esta actitud no conseguiré nada, salir con mis amigos me vendrá bien.
-Vamos al centro comercial, que queda más cerca chicas.
-No tengo ganas, mejor vamos a tomar algo al centro.
Blanca y Lara estan discutiendo sobre a donde vamos a ir, la verdad yo prefiero hacer cualquier cosa me da igual. Solo quiero moverme y despejarme de todo esto que me esta pasando, porque se extiende como una enfermedad. Finalmente se deciden por ir a tomar algo al centro, iremos a aquel bar nuevo donde sirven unos batidos que saben genial, o eso dicen. Las tres estamos emocionadas porque hace semanas que no salimos juntas y había qie celebrarlo.
-Chicas, no tengo suelto. Voy a pedir cambio al del quiosco, vuelvo ahora.
-Vale, pero no tardes ¡que los batidos no esperan!
El comentario me hace reir.
-No os preocupeis, soy rápida.
Mis amigas ven como me alejo mientras las tres no reimos. A estas horas Madrid esta colapsado de gente, casi no dejan espacio para respirar. La gente se mete en medio de mi camino y desvían entre todos mi rumbo. Intento ir lo mas agil que puedo pero apenas dejan especio para poder meterse entre el medio.
Después de un buen rato de intentos logro colarme entre una mujer y su hijo, y consigo llegar al quiosco.
-¿Me puede dar cambio de diez?
-Claro, espera joven.
El señor, que aparenta unos cincuenta años se mete dentro de la caseta y busca cambio en monedas de uno. Mientras espero miro a mi alrededor, ya no hay nadie por las calles. Pero, al final de la calle puede verse a un chico que me esta mirando fijamente. Al principio con la claridad del sol no lo consigo ver pero me doy cuenta, ¡Es Josh!
Él se da cuenta de que lo he visto y se va, pero yo le sigo. Justo en ese momento la gente vuelve a aparecer colapsando las calles y el hombre del quiosco esta gritandome mientras salgo corriendo.
Voy por las calles, esquivando a niños, a ancianos y a parejas. Aun sigo viendo a Josh entre la multitud, mira hacia mi e intenta despistarme y huir; pero no lo consigue. Su rastro me lleva a el metro, bajo las escaleras, atravieso pasillos corriendo lo más rápido que mis piernas me permiten. Él sabe que sigo estando ahí y se cuela por una zona en limpieza del metro. Yo salto el cartel amarillo y despues de terminar el pasillo lo veo en frente mia. Entre nosotros esta el carril del metro, no me dice nada se queda mirandome con una expresión entre tristeza y preocupación.
-Josh, ¡Hablame, dime algo!
No dice nada, sigue mirandome. No se si esta llorando pero desde donde estoy yo lo parece.
No se mueve, permanece inmovil.
-Josh, ¿¡No entiendes que lo estoy pasando mal, donde estabas?!
Gira la cara, se limpia la cara y vuelve a mirarme con la misma expresión de antes.
-No, no vas a hacerme esto.
Salto al carril del metro en intento no tropezar con los tubos de metal que hay en suelo. Justo cuando estoy a punto de llegar a la otra punta del carril se oye un ruido fuerte, dos segundo después el ruido se acomparña de luces. Josh no me puede mirar, sabía lo que iba a pasar, pero a mi no me da tiempo a reaccionar. Es el final, mi final.
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